viernes, 27 de junio de 2014

Poema





Es sencillo llegar a la muerte. Sòlo se necesita la vida.
Despuès de esta premisa -tautològica-todo lo que podemos concluir es 
tan evidente que no es extraño caminar por un archipielago o
reconocer que dios ha tenido que ver en algun acto donde
la inteligencia se detuvo a dormir bajo las aguas, igual
que una superficie que sòlo es percibida por la orilla.
Ello es tan extraño entre tantas impresiones.

Y es facil escribir de ella despuès que se ha amado un poco.
Que nos detuvimos en todas las esquinas del subjuntivo, que
montamos plazas para las ejecuciones y aguardamos
verdugos dormidos en una sensaciòn de polen
cuando los veranos eran nada mas que
puros gentilicios. Y puro el dominio del
activista con mitos revolucionarios,
el que escondìa nihilismos en 
una maquina visionaria ante los elementos
ascendiendo por una colina donde està demas decir
que un ave procesaba en un higado
un entendimiento con muchas caparazones.

Es simple llegar a la muerte. 
Basta conocer un poco de psiquiatrìa.
Basta saber un poco de literatura y tener tendencia
hacia el poema. Dedicarse a su coreografìa en uno
y otro atardecer cuando abrazamos faroles
de atomos que intentaron consquitar 
una hebra.

Amarrada en los interminables zapatos de
la arena.

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