domingo, 29 de junio de 2014
Las Abominaciones Secretas
Los elementos transcurren de la arena a un
radio.
A la circunferencia que llega del ruido con
un estrabismo.
O el extremo de una aguja creada por el
erotismo.
Los objetos en sus extremos dejan a
veces de ser circunferencia. Y son sinuosos
o sugieren un alfiler en los ojos: a saber....
la estrella roja invisible del
meditarreaneo ambiente gimnastico.
Los elementos son el mecanismo de un pájaro
ciego sobre las alambradas.
La estadistica del helio desconoce nuevamente
invictos rectángulos.
El esquimal es hoy de cascara con el fulgor de
una mandarina en el suelo.
La interrogación pertenece a los cementerios
y el reloj en los andamios.
A diferencia del oxigeno, expresamos algo que
no sea como toda boina; hasta una efigie despierta
entre la miscelanea de esta puerta con treboles
y puertas ilimitadas e hidrocarburos.
Nuestro lenguaje a diferencia de aquel de la tradición,
busca el suyo; halciónicas flautas de indicios o lirios que nos
afirmen que el sol también es traicionado en el universo.
Pero eso no tiene importancia.
A diferencia de las ranas.
El poema genera y degenera entre semánticas abominaciones
secretas.
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