martes, 17 de junio de 2014
Las Espaldas de los Ojos
Horario de los titulos: unos leìan.
Otros tenìan la suerte que posee la metamofosis.
De aquellos hermafroditos, bebì ese oràculo, ofreciendo
horizontes como la estrofa ò una religiòn al borde de baul de
madera donde podìamos diferenciar un horizonte religioso
de aquel antonomàsico.
Buscabamos en las plagas.
Tomabamos la palabra ràcimo para emparentarla
a la orgìa de manera que el poema no sonara
a cualquier cosa. Eso sucedìa con los que
pasaron por aquì, a pesar de educarme
en el instinto y los indicios que
dejan sobre solitarios maleficios los cometas, no
tuve ni libros, ni escritos para llegar a
las llaves; todo fue sòlo el pobre sortilegio de
una nave. Todas las naves contemplan
una puerta. Toda nave lleva en
esa contemplaciòn la promesa de
un mundo donde el barro cavila
emanaciones consecutivas
sin peso.
Ello como pisada.
Como univocidad. Igual que reglas que
portan los martillos virgenes de la
continuidad;el devenir,el eter, el
silencio antes y despuès de dios
porque èl crece entre la ira,
el fuego y premisas que
despiertan antes de
portar una palabra
en los ojos.
Una palabra secreta que
vive en las espaldas
de los ojos.
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