domingo, 15 de junio de 2014
Las Fronteras del Ente
Como la hoja o el horario del verbo en una alameda donde
acuarelase sin pertenecer la providencia en antiguos
soplos de estrabismos y barre con el ruido. Y el abanico
silencioso de una ponciana, entre vertederos o alabastros,
atmosferas con fondos ritmicos y pristinos
donde el ciclo del bambú y la caña...
donde el acento del abeto con inundaciones y fragatas
inspirare denuncíando frecuencias dentro de un villorio y
acentos de las plagas con membranas desplegándose en
el interior de la lengua forman cadaveres de opuestos; dìas
como el interior del salmòn en una ciudad donde
la trompeta anduvo alguna vez con su estambre
liquido.
Sobre las puertas de esas hojas, sonaban las historias
que el relato deja a la narraciòn como legendario
vaso de legaña, llamado por telefericos
iguales al ente.
Sosteniendo sus instantes màs allà de la mente.
Entre desiertos de abstracciòn.
Donde las fronteras son
del ente.
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