martes, 17 de junio de 2014
La Primigenia Saeta
Segùn una saeta, todo està hecho de animales. El libro
del aleph canta en el aire con las armònicas con que ignòrase
el libro donde las fuentes aprendìan de visiones tomadas del
papel en el momento de convertirse en orgìa. Paredes de
quincha y adobe, devolviendo al espìritu el dìa perpendicular
donde otra atmosfera escribese, otro cielo, dimensional
como las fuentes de sed, caminando hacia las gravedades.
Dimensiones que señalan el dìa sus a sus colosos.
Iridiscencias entreabiendo el don supremo
del amor en la escultura del ave. Un topacio. Un loto.
petreas siglas que no nos serviràn luego de beber
espuma o intensidad, de buscar
entrañas entre los desfiladeros, de cifrar un
botòn de transparencia en los talismanes
donde una casa añoraba
jardines botànicos y las manchas de estìo
el bostezo del boligrafo antes de saber que significa
ir o caminar, llegar a un biòlogo.
Hasta que las cosas son una eufonìa.
Una màs alejando lo ceremonioso a lo mecànico.
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