domingo, 29 de junio de 2014
He Presenciado el Amor
He presenciado al amor. No tenìa cuervos, a pesar
de poseer alas y picos. No debìa estar en el cielo y sin embargo
cada cosa que hacìa en cuerpos de hombres y animales era
escrito en la atmosfera, tensado por la gravedad en los cefiros.
He presenciado al amor cuando las libelulas
nacen o viven y de acuerdo a los escrupulos que en forma amarilla
desatan el otoño en los àrboles, todo fìn del verano es
una cortina y ello no deberìa suceder, ello
deberìa vivir sumergido en nuestras
almas.
-el amor-
Era doctrinario hasta uno de sus fuselajes, una colina de fragatas,
la sensibilidad donde la intuiciòn es como una llamarada
sin presentimientos ni duchas de aceite
y al parecer escribir allì denota conjuntos de algas
batiendo los alrededores; mechones de orgìas
entre aeroplanos que surcan
los menguantes antes
que la luna anhele la orbita de los planetas...
la religiòn donde el musgo es deshojado hasta
adquirir el lamento de una elegìa. Asi tambièn su
pensamiento, como una hondonada buscandose profunda
allende a nosotros ò crees tù que ese perfilarse
entre los huesos de los hombres es el ùnico puñal
para su carne en uno de los tantos sacrificios
que elige de la realidad. Otro se apaga
en la tregua de dos sombras en la
boca, cuando la saliva es petrificada por la
transparencia.
Esos que aùn no hemos tocado.
Pero muchos hombres sobre la tierra, nos
han hablado de su forma.
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