martes, 24 de junio de 2014
Descenlace de Orfeo
Cierra la noche a determinados eventos: cosmogónicos.
Continúa decapitando o examina las partes donde
aquellos eventos observan un reptil enterrado en los elixires
desde un polen ligeramente procolabico.
Deslizate a mundos verdaderos como aquel que no conoces
cuando la astrología se desnuda entre girasoles.
Sisea en la escarcha.
Emigra con un planetario a ese mundo sin
proponer un solo acertijo.
Intenta liberar a la nieve del invierno para que veas
su conducta en el esplendor del verano.
Que tus días sean crueles y hermosos; eso lo arrancaras
de la estela en una partícula.
Sufre como los sedimentos y las pirámides, ellos van
a morir solos.
Abarrota tu corazón de harina y sobretodo de cuervos
porque olvidan los ojos.
En el olor del plastico busca la raíz que
brota del pino y busca una muestra de halcones tatuados por
panegíricos o prolegómenos.
Ten al descenlace como una historia tropical del
pseudónimo o en todo caso oye en el aliento
los límites.
No vagues por el pensamiento, si no pudiste hacerlo siquiera
por la idea.
No vagues, sólo deletrea o inmortaliza, lo último es como
tener una gripe.
Antes de cruzar la orilla, ten presente que no habrá otra
ocasión para las palabras, asi que colecciona algunas.
Oye abedules, conmociones de plasticos, suspéndete
entre anagramas, se orfico como un escapulario.
El recuerdo de que realmente vimos a los toros
es lo primero que nos pedirá Orfeo.
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