sábado, 14 de junio de 2014
Eufonìa del Primate
Bajo una hora intermitente de nidos
entre cielos y bocinas de eslavos: aùn
el espiral, aùn la costra del rìo en la
ribera, con estrellas de espumas que
formando constelaciones entre los
limbos, toman finalmente la gravedad.
La sed en las manos tenìa un enlace
aùn con huellas y sepulturas, la sed
que capitulaba entre regimientos donde
las naves se esconden para desvanecerse
con litros y kilos de primates, atados
a la sombra de un màstil sin velas
diseminado o esparcido entre
brujulas ascendiendo al trabajo del vello
o el doloroso mutismo entre los siglos de
un demonio.
Paises a la deriva entre promontorios de
azucar y la impresiòn de una garganta al
tocar la gillette del campo de golf ò el
destierro del esperma en inviernos donde
la azucena podìa encantarnos con su salud
de prisionero y electricidades empapando
la mente de cavernas.
De allì un hombre tomò una alegorìa.
Y sellò el eternamente elcapìtulo de
libro.
Para separarlo de èl.
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