jueves, 12 de junio de 2014

Poema





Recuerdo el olor de una aguja antes que la palabra
creciera en ella.

La falange de una oraciòn que no podìan sostener 
los tulipanes.

La verbalidad a destiempo llena de girasoles que
no podrìan templarse.

Tuve que consultar una escencia en las ceremonìas
donde aùn recuerdase a Empedocles. Lo cual
es y serà inutil.


Puedo diferenciar el aroma del verbo en aquella palabra
suspender mi corazòn un instante màs, sòlo un instante.

Recoger una alameda y en ella el antiguo sudor de los
alambradas al sostener otro cuerpo.

Observar el milagro de la sangre volviendo a las venas
de aquel cuerpo.

Y luego una mariposa sagrada. Herida por lo milenario y
ancestral en el viento.

Bebiendo infinitamente en ella.



Guillermo Paredes Mattos

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