martes, 1 de abril de 2014
Aprendizaje
Allì el desierto.
Las cerillas y la vanguardia de
una chimenea.
El entendimiento segùn el orden
de los bosques en
el logos de la yesca.
En una consonante o su aquello,
entre lo que es un vendrà, asi
personalmente se unen las
cosas cuando no buscan una
mesa o es ardiente
la inmensidad
mas desconocida. Aquella que llega
del brocal, un pretil.
Esa que parece individual, pero
sòlo està llena de temperaturas.
De materias mas personales aùn para
invadir un panteòn o un simulacro
donde nace el verano.
Y tal materia es llevada en todo lo que
agita; indicios de patios porque
jamàs viò redentores; niños profetas
como el mal o las dinastìas.
Pero los ha visto, tanto como
viò a las cuclillas, escupìan mariposas,
procolabismos de hiedra y un sereno
que en el amanecer comulgaba con
la caverna en la grasa.
Pero mas allà el jordan era el hilo
el escolio de petroleo
dibujado por limpias inquisiciones
de clepsidras o pupilas de arroz
que recitaban
lo cotidiano, el màstil
el reflejo y la maniobra con la
cual despertamos esta mañana
con variaciones de jadeo
entre la rosa.
Profesando nada màs que minaretes
entre supersticiones donde
rompese el talisman y
el instinto.
Guillermo
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