lunes, 7 de abril de 2014

Perspectiva de la Araña





El clamor pensaba pues no adquirìa la 
ira del sentido.

Con tenazas de arañas, una araña tambièn escribìa
tal clamor.

Sobretodo tejìa, sobretodo rozaba.

Era un escrito en un hilo tan alto para 
que me inventara al pensar y viceversa.

Pero vivo absorto entre canteras y eslabones.

Igual que las arañas que en los àngulos
de las paredes de tal clamor aùn tejen.

Es curioso porque una araña es crepùscular
como el sentido y en ello se parece al clamor.

El clamor es la experiencia de la voz perdiendose
en la lejanìa.

Esa voz que es arrancada del hombre sin saber 
què camino toma.


Pensaba, porque despuès de la araña y antes, 
existe la generaciòn del tejido: en esos hilos
estàn todas las estrellas que conozco.

Las que viven en el cielo terminaràn 
traicionandonos.

- si existieran constelaciones, las cosas en 
apariencia serìan simples-

Pero no es asi y una araña teje junto al sentido
del clamor que avanza ya con perspectivas de
tenazas.

Ha llegado a los hipodromos; lugar donde se
unen los caballos y los hombres.

Lo ùltimo es otra razòn para vivir, en otro
climatico señor que duerme.

Ello tambièn es una araña y podemos afirmar que sus
hilos no poseen experiencia de los sacrificios.

Una araña que quisieramos tocar para destruir 
los hemisferios de sus hilos.

El asunto es que termina alimentandose y 
adivinando entre esos hilos.

La prueba de ello y de que es un viento casi
exacto, es que renace en los angulos.

Y nos muestra desde sus hilos,
sus imprescindibles formas.

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