lunes, 21 de abril de 2014

Astrales Genocidios de la Forma









Bajo un brillo prehispànico, ortodoxo.
Llevando mandolinas y exilios; fugaces costas
donde el oceano vuelve a la apariencia del
significado y entonces arrastrando en un lago
el viaje de astrales genocidios demuestra
una supernova a lo lejos. En ese brillo ortodoxo,
dios de los inmensos vacìos donde el alma
aprende a llamar cipres al cipres y no tulipan
al geranio, cuando separamos la piedra del granito
para escuchar en el corazòn de una montaña,
el espiritu que nos llama desde el fondo
del relàmpago, con insomnes sonidos
de acantilados en el mismo, relatàndonos
el beso mortal de su lenguaje, hecho de
cometas y sinonimos con el portento o
la cumbre, el mineral o el espigon donde
las luces inmolan una carabina, un naipe,
un sueño de fogatas que despiertan entre 
casinos de plata hacia el mercurio; aquel
que corre en las entrañas quitandole el oxigeno
al canto de una criatura dotada de serpientes:
Infinitas chimeneas de carne atravesando el
equilibrio de una armonìa, precipitada en
las barbaries del desierto y armonicas de
papel con escena de fantasmales penumbras
llaman al escalofrìo de una primera imagen
la màs pura desnudes de lo inasible.

Eso tan inasible en las gomas del eter.

Formando crateres en las superficies de
la boca.



Guillermo Paredes


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