jueves, 17 de abril de 2014
Astrofísica del Hincapie
Acuñamos en las ciudades los faroles de una
sinalefa.
La carne llena de metáforas recibida por una
alabarda. Para una metamorfosis eran tiempos
de arabes, asi que buscamos en los medanos
el diálogo con un coleoptero. Con un
fotográfico iman y algún helicoptero
llevando formaciones edipicas entre las letras.
Nos trasladabamos en variopintas ejecuciones
de fraguas.
Empiricos como un dios gamado.
Circulando entre piedras y cosmovisiones.
Asi el poema empieza a dudar y camina
a su soledad echando los dados desde su garganta.
Pero al variar el poema sabe que puede ser
paradero de galaxia.
Que no es necesario existir ante un borde.
Que una oración es astrofísica como el
complejo de un astro acariciando nocturnamente
los planetarios de un morro.
Allí la inspiración lleva el lego de imprevisibles
materias, una que otra cautivada por la divinidad.
Allí lugares de serpentina
descubren el semáforo y los calendarios.
La galería del torno con satelite de
novedoso burro.
El hincapie de noche, impregnado de
flores.
El hincapie del ahogo.
De las cenizas con las cuales el corazón
se ilumina transmitiendo, todo aquello
que silenciosamente asesina
la tierra.
Guillermo Paredes
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