miércoles, 16 de abril de 2014

Los Espirales de Marte







Se extiende de manera personal como la 
individualidad al sentir por la nube.

Personal como un cuento. Coherente en las
divisiones y sumas de algùn sueño, donde el
libro de la saeta busca resplandores, citas con 
la edad y naves primitivas donde el talento...

Pero el talento es un texto que escribe en la nieve
y todas sus palabras yacen ahora sobre el agua.

El talento es telemetrìa de inmensos dinosaurios
sobre todo en el momento de ser supersticiosos,
de ser inmemoriales, de convertirse en acertijos.

Y entonces, escribimos que la luna viste el placer
de cuarzo y marte en sus espiral roza cloroformos.


Y religase. Con alimentos individuales, tectònicos
desplazados en la noche por los meandros de la
tierra.

A tales cosas en la naturaleza recorrieron los mitos.
Tales cosas volveràn a ser atravesadas.

Para ese entonces yo llevarè la autobiografìa 
de ningùn arpa.

Habrè llegado a lo melodramàtico con una oreja
en el rìo. Serè tràgico sin imitar a una herida, porque
una herida no posee màs disciplina que aquella que
encierra un diàlogo. Ello -disciplinadamente
pienso- es su tragedia.

Donde las escaramuzas y las incursiones brotan
acariciando lo inasible.



Guillermo Paredes

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