lunes, 7 de abril de 2014
Te Hayas Inmolado
Te hayas inmolado por un animal que
inventabas junto a cohortes, subversivos drenajes.
Incestos de lluvias prolongàban una insinuaciòn,
acidos y luego el oceano acaecìa
igual a una diversidad
llenando de aire de arzobispos; fardos,
industriales cepos
diseminados por una saeta
o el prmontorio de algodòn, donde el polvo
creaba sensibilidades de otra flor: desconocida
y en el talisman
una garrocha llena de patriarcas. Todo ello
observabas al pie del trapecio
alejado de los enigmas.
Anecdoticas conmociones fugaces.
Plataformas de feromònas en una mejilla
dandole color a los parpados.
Los puertos ensayan ahora un viraje al ornamento.
A la sustancia y el ovulo, comprendido en el
asta y lo particular, la ruina y las palabras
de dios en los acantilados.
Hayas dormido, ante una poesìa de puntos salinos
con sus extensiones, en el interior del libro
donde lo increible descansa con
la postura de un pormenor
con la estadistica de la sangre cuando
es matriculada junto coherencias que sòlo la polvora
mide en los siglos del hombre.
Asi nace un mortero.
Asi el agua en el sueño
el ditirambo y el coro, donde lechuzas
son tragedias.
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