lunes, 21 de abril de 2014
Poesía
La mariposa en el follaje todavía nos habla
del verano. La primavera es una distancia de
heliotropo, casi fusiforme.
El sonido de la palma seca no se desliza como
aquella que ante la estatua verdea. Es un sonido
que llevado por el viento cruje y gime.
Huye del gorjeo encerrado en el árbol un pájaro
sólo para volver al mismo.
No entendí la figura que como simbolo dejó
en el aire, tampoco comprendí porqué
la rafaga la deslizo sobre ella
un segundo.
Y si ello era el lenguaje que la providencia
encerraba en lo divino.
No alcanzé el pensamiento que en estos actos
desplegaba la naturaleza.
Cuando quise hacerlo ya había partido.
Lo único claro para mi espíritu después de todo
esto.
Es que ya no podía regresar mas a mi vida.
Guillermo Paredes
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