domingo, 20 de abril de 2014

Igual que un Alma






Como un ejemplo de agua, puesto en la seda
de una mariposa y el sur elevàndose como un
tapiz de aladino cerca de una làmpara donde
escondense las cosas y junto a ellas reverbera
el huracan de una costa entre sutiles y pristinas
mandragoras. Allì rememora al gemelo; una 
criatura sin heraldos frente a un sentimiento; una
reencarnaciòn del hoy y una era, convertidas en
libros por la anatomìa del universo cuando estira
una palabra tan solitario como un hombre. Y el tiempo
llevando fonèticos valles de imprescindibles tallos
donde los girasoles forman dioses de efervescencia
en improntas y las colinas hacia el amor baten la
presiòn del eco, de un gorjeo entre la adversidad
genèrica del adimanto en una ceniza, calcinandose
entre adolescentes cultivados por anagògicos
jardìnes, desconocidos  en la precisiòn
de una inteligencia marròn como un cerro o
los adoquines del verbo deshilachando regiones
de surcos y probetas, protocolos de encinas y
percusiones con sinfonìas de estrechos, peninsulas
de frondas donde insomnicos relentes trazan un
filtro, una rada, una albufera y sòlo tienes que
sentarte a enumerar las gaviotas que pasan
las gaviotas que forman un circulo. Aquellas
que eternamente se agitan y entre otras cosas
sòlo tienen que cerrar sus ojos, para tocar la
muerte y oir sus rafagas.

Exactamente igual que nuestras almas.


Guillermo Paredes


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