Gotas de Carne

A quièn le harìa falta este desierto.
Desierto donde manejamos un poco de agua.
Donde las serpientes se filtran con un pedazo de
tela en la boca para asi ahogarla y no existan
mas palabras que corran hacia el oxigeno
del aire.

De quièn es este àrbol de jabalinas.
Esta noche con preguntas lilas como las flores
que pisan la tierra en octubre lamentablemente para
marchitarse.

O quizà no lamentablemente, de repente ello es sòlo
una suposiciòn muy personal sobre el estado de las cosas
en los dìas de octubre en que tambièn son adjetivadas
las procesiones, el olor del ajo en una cantina y el
ladrido multicolor de los perros junto a una seda
de plastilina, oxigenada obviamente por los calendarios
donde jirones del tiempo parecen una bota.

A quièn le hace falta esta sed.
Este amor o dolor por una pregunta bajo las sombras.
Este camino que se ensortija entre vaivenes cuando toca
el halo de la noche y los objetos principian como un
mal moderno desnudandose en los rieles.

De quièn es este cristal.
Esta chimenea en los poros.
Esta carcel de atomos y la providencia como un nido
de alturas que inexorablemente es alcanzado por una cota
o un reflejo cristalino que nos trae una manzana
pudriendose en los lados donde un muelle
aùn traza cosas cristalinas como un
barco o un mastil de
barro.

A quièn pertenecen estos frisos.
Esta elegancia de miseria en las calles.
Este pajaro subordinado a la profecìa o el jardìn
lleno de herviboros, recitando poesìa a la sombra de 
de un universo donde los gatos abundan con otros 
fonèticos racimos.


De quièn es esta habitaciòn que no serà jamàs terminada.
-basta mirar las miles de paredes que faltan para confirmarlo-
De quièn las millones de arañas confundiendo sus melodìas como
lo hace un aguila buscando uno preciso en la memoria de sus vuelos.

A quièn le harìa falta este manantial en la arena.
Justo cuando el oceano llega carnìvoro y seco buscando alguna
de nuestras gotas.

Precisamente cuando las ùnicas gotas en este universo
son de carne.