martes, 29 de marzo de 2016

El Verano Gris en las Olas





Nosotros poseemos explicaciones y ten la seguridad
que todas nos servirìan para llegar a la luna. En el caso de
que dejemos atràs los dirigibles. Nosotros poseemos
explicaciones porque se alimentan. 

Tambièn tenemos un cometa que por lo general adereza
con demasiado aceite sus comidas. Pero què nos queda, estamos
resignados a ello como a muchas otras cosas, sobre todo
aquellas que provienen de la realidad.

-ello no significa que nosotros tenemos una propia realidad-

Ello serìa como vivir diariamente con un meteoro en el pecho
y en el pecho habita sòlo un corazòn.

Debajo de èl se encuentra el latido. Eso es lo màs objetivo
que conocemos.

Hay otras cosas como la rosa o los hombres que atraviesan
estas calles, con sonidos y numeros del ser y el petalo en sus mentes.

Numeros que se someten y se escalonan. O se estremecen y elaboran 
peines en una rada donde el oceano trae nada màs que idolatrìas.

Nosotros tenemos esta cabeza en  nuestras manos y con ella
paseamos por las grietas de una galerìa o en su defecto
ello deberìa ser el conocimiento de una armonìa
en su regreso a la lucidez con un record humano de huesos
y epilogos.

-bàsicamente de epìlogos y huesos-

Existe tambièn un piano para nosotros.

Una melodìa que algunas noches nos devuelve tristes a esta visiòn
casi romàntica del sol en la superficie del cuaderno, en los 
solidos de esa ambiciòn que dura sòlo un instante, que
habita nada màs que un segundo.

En eso medimos el tiempo de nuestras palabras y de nosotros
mismos.

Las palabras no son siempre la vida pero a veces lo son y estàn
llenas de cartilagos y se arrastran por la realidad cuando no escribimos
en ellas. Deseariamos que eternamente sea asi pero tal cosa
terminarìa aburriendonos. 

Nosotros tenemos explicaciones, pero no todas nos sirven junto
al oceano.

Explicaciones de este instante medicinal -en mi caso- por ejemplo.
En que todas las casas apuntan a lacteas cirugìas de estrellas
y tigres veteranos como el plomo. Nosotros no sabemos si
siempre viviremos asi, pero es lo ùnico que podemos ofrecernos.

Con ello a veces llegamos tranquilamente a una rada.

-esa podrìa ser una de nuestras realidades, pero aùn no 
estàmos seguros-

A un lugar donde silenciosamente empiezan los muelles.

Y volvemos casi resignados a escribir en el verbo.

Acompañados de un verano gris en las olas.










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