lunes, 7 de marzo de 2016

Estandartes de Agua







Entonces las circunstancias son como un río.
Iguales a una aurora de pronosticos en el aire.
Como un estandarte de agua que se reproduce en
la orilla para crear el oceano. Ninguno de nosotros
lo sabe. Pero intuimos en cada atomo de la hoja
que hay ciertos antepasados en el verbo que
emanan de las dunas pues es la forma que más cerca
las deja ante el mar. 

Asi llegan a nosotros.

Asi en nuestros pasos escriben a los ojos
que miran desde las ventanas de una
calle y quizá hasta desnudan la civilización de
barbaries en la nuca.

Tales circunstancias ya han atravesado ciudades.

En la ciudad se encuentra el hombre. Posee una
teoría del ser y hologramas. Estructuraron algo en ello.
Por ejemplo, pensaron que era una colección de planetas.
Un mecanismo para corregir un orden y
en realidad era la razón devuelta a los cabellos por
la noche.

Entonces.

Entonces las circunstancias son simultaneas.
Llevan un presente de lata y su futuro es semejante al
que tiene la hierba en otoño.
Se circunscriben al sol y a veces se agitan como una moneda.
Extrañas y demacradas observan al mito pasar cuando
es de día y un pajaro en la frente describe encrucijadas, 
nombres que dejamos de velar en una antorcha,
pensamientos de rumiantes que empiezan a vibrar en
nuestros hombros como objetos que eternamente
acarician una hoguera.

Pero no como lo hace el fuego.









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