sábado, 12 de marzo de 2016
Carbones
El dìa ha pasado.
A diferencia...
A diferencia de otro, la ciudad camina sobre èl.
Tambièn lo hacen los hombres.
Los circulos crean a esta hora el ruido.
Las
cartas se estrechan de modo variopinto en ellas mismas.
Los parques inundan de modo capilar y lo forense
describe propiedades cutaneos de algo que fuè
durante la vida.
Existencias de cetrinos colores en las piedras.
Fabricas e industriales tejidos en alguno de los pabellones.
Manchas de coral y a modo de alhambradas un ladrido muestra
su historia de crateres. Des especies de agua en el fondo
de los cisnes
desfilando entre diminutas movimientos de saurio, aquel
que duerme como un tatutaje en el centro de
un vientre.
El dìa
las palabras se unen en èl para terminar
con su forma.
Los semaforos señalan a su corazòn el color que significa
detenerse.
Libros de agua inundan pensamientos de plasmas.
Iglesias de entraña y memoria persiguen cooordenadas
de vacìo en las urnas.
Los calendarios se asemejan al sol de manera inedita
como buscando entre alambradas.
Espìritus de aluminio encabezan al otro lado de la
playa, cabezas de aire, en una marea de soliloquios
con escoltas.
Dianas de una puerta y en su interior llevan las
termitas apuradamente sus monografìas.
Calendarios de sueño, vertebrados de insomnio por
donde la razòn pregunta nuevamente por las cosas,
por los asteroides con paginas de cobre azulado
por relicarios de simios y juguetes como frutos
reencarnandose en una balaustrada.
Donde aconteciò alguna vez, que es la soledad quien
da la vida al zinc y el aluminio.
Y sòlo esa soledad los transforma en carbones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario