martes, 22 de marzo de 2016

El Extraño Seno







Una ventana. El cristal sediento de 
pàjaros. Los nombres vanos y amarillos
de la poesìa en los àngulos, llevando botellas
de arena; clepsidras para otro tiempo.

Latigos de hule en el lomo de un hipotàlamo.
Latigos como los rayos del sol o la caida de la lluvia.
Ambos entre las superficies se desvanecen.

Reflexiones de un soplo interior en una cuchara.
Plateas de un eco sordo que llega desde las 
tinieblas. Universos con un epitafio de helechos
en los lenguajes de la brea.

En los arrecifes de un pistilo donde las hojas
se unen formando remolinos junto a una muralla de 
plastilina, rodeada por cabañas de nieve
junto a un subterfugio.

Una ventana, sobre ella una pocima.

La ràfaga que llega de lo profundo de un patio
donde las maquinas se sientan junto a ti en una encìa
creciendo encima de una mandibula, entre secretos
paisajes de carne y colinas en tu boca.

Bajo antilopes -màs abajo- atravesando tu extraño seno.






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