sábado, 5 de marzo de 2016

El Vapor de las Jarcias





El sol se acuesta sobre la noche sin ningun rigor.
La ley se desplaza entre los titulos, sin frecuencias.
Los monstruos deciden llegar al sonido de una campana.
Frases de demonios blancos encierran las cabellos.

Los himnos secan el sudor de los perros en el aire.
Manchas vaporosas de jarcias empiezan un reglaje.
Sobre la coma una arista desprende algo tembloroso.
Algo lleno de letras, de bucles y cintas de leche.

Ciudades de petroleo besan la mesa como el agua.
Circunstancias de triàngulos y mesas son una uña.
Màs allà de nuestros codos estàn ahora los elementos
y circunvalan los oxidos con el sudor de los fusiles.

Circulos de perdigones ahora que volvemos al camino
y las estrellas son capaces de tensar extrañas palabras.
Oidos de cera para la conmociòn describen vaticinios
y son preludiados los angeles en un mentòn del rìo.

El sol desplaza al rigor entre naves de encrucijadas.
Alcobas de posesos llegan al individuo con un verbo,
el mismo trae el concepto de alas y frigorificos, donde
paseaban todo un atardecer en el hielo, esquimales.

Nosotros caminamos sobre un muelle de lechugas
vamos a la hipnosis del tràfico antes que lexicos y
expediciones nuevamente nos llamen, hasta un 
cuchillo, escencial y lleno de domesticos alambres.

Puas sobre la hierba para los rìos donde los rizos
compaginan una estaca de insomnio ligado al jardìn
al huerto donde estan clavados los verbos con aceros
y ecos de gasolina medieval, tal vez ardiente y lucida.

Manuscritos de enjambres vuelven a los perdigones.
Caratulas de oxidos recogen marginales de niebla.
Todos inspiran cartas y lenguajes sin manifiestos, tan
sòlo son ciudades desprendiendose en velos quimicos.

Nombres de catapultas sobre ordenes de estampas.
Estandartes de cartulina sobre un dios metalico.
Simulacros de enjambres sobre un idilio para crear
la niebla y las voraces esporas de los aluminios.

Donde una pareja de yeso y zinc se humedecen.













No hay comentarios:

Publicar un comentario