lunes, 7 de marzo de 2016
La Mirada de la Palabra
En casa casa hay una palabra encerrada en las
murallas de las mismas. Detrás de esas palabras hay
un nombre.
Nosotros caminamos hacia todas las casas preguntando
por el mismo. Tautológicos a veces. Silogisticos.
Con el himen del verbo en los labios.
Totalmente mamíferos en las epistemologías de los
parques, desde los cuales -por lo general- partimos azules
por el color de nuestra sangre.
-no porque el interior
de nuestras venas emule la noche, no-
Lo nuestro es sintomatológico.
Esta casa que no será casi una palabra.
Una palabra que no es el lenguaje y por ello
siempre está despierta.
Una que no tiene idiomas ni alfabetos, hecho por el cual
siempre está buscándose.
Es imposible ponerle una silaba, sembrale un roce.
La intuimos, la imaginamos como se puede imaginar en
horas de hambre el hecho de un eslabón en las sienes,
preguntando por pubis de galeones.
En una casa hay una palabra.
Y el hombre y ella misma no han llegado a la mirada.
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