jueves, 6 de agosto de 2015
Voluptuoso Insomnio
Tengo una episteme.
Pasea llevando su laboratorio de prefijos
cada tarde, en aquel crecen la quimica y los
olivos.
La mirra y la violencia escarlata de los
dijes.
Trajes de lumenes prodigiosos
en versiones de lamparas
amarillas junto a un bisel gelatinoso
donde la historia crea una vida,
una edad para aquellos que
recorren todavía los lagos,
los preludios,
los enjambres de una ciencia en los vidrios
donde el reflejo en los angulos
asciende a los fosiles
irradiando fronteras
sacerdotes que hunden la naturaleza
del vidrio en un espejismo
acariciando las supersticiones del
horizonte; voluptuosas todas
como un vaso de aceite
encerrado en una superficie
de la arena.
Espejos de nieve que despiertan
para reproducirse en los alamos, escritos
donde la elasticidad duerme en
voz clara y entre ensueño y ensueño
tejen la claridad del insomnio,
la lejana pulcritud de un largo pensamiento
donde nunca logramos dormir.
Y entre tejidos nocturnos nos alimentamos
como arañas.
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