sábado, 22 de agosto de 2015

Galgos





De noche llegan los galgos.
Miran la noche que nos rodea, escriben
en ella.
Alguno de ellos toma aquello que llamamos
apertura.
Otro piensa más en el espíritu que en su 
alma, pues deja a esta última regarse sobre
la tierra.
Regarse no es un acto cualquier sobre la tierra
en él hay una profunda estación de la mente
que desconocemos; una donde somos
concebidos como objetos que pueden esparcirse.

Los galgos -debo acotar- son centimetros de carne
fraguados en algun lejano de la tierra.

Me lamento mucho esta noche de no conocer
ese lugar.

De noche llegan los galgos.
En sus lomos vibran y brillas las colinas, los
niveles y las grutas de los tropos.
En sus lomos capitulamos en algo de nosotros
qye es semejante a un pensamiento
para que se forme.

Los galgos -debo acotar- son kilometros de
huesos organizados en algun lugar de la tierra.

De huesos y ladridos.

Lamento mucho no conocer ese lugar.

Lo que no lamento es tener conciencia de que
existe.




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