martes, 11 de agosto de 2015
La Razòn Entre los Ojos
Yo sumo -como lo hace este dìa- una historia
de carne.
Es una historia màs de agujas y relàmpagos.
Proviene de los clanes y de los cuchillos.
Pero este dìa -por si mismo- camina al trance.
A la època medieval de sus colinas.
A los movimientos del oido en el interior del
salitre. A la conciencia del amuleto en la
lengua del sol.
Ni yo, ni este dìa estabamos preparados para
aquello, a no ser en forma que el lenguaje
dedicara entre el oceano al vacìo, todas las
cosas que como imagenes pensabamos.
No sè porquè entonces preguntamos al alfil,
por la conciencia de un caballo.
Paralelamente la vida era nuevamente un
papel, un motocicilista en la saliva.
Y los moluscos subìan como un canto irredento
a los periodicos.
El mar, era un olivo con ambiente de jirones;
mensajeros de hermetismo en la brisa.
A todo esto primaveras de zinc volvìan a gotear.
Escultural se hacìa el puerto en el sodio.
El oxido se extendìa detras un navìo, como si fuera
una cabellera.
Y los jinetes - no sè si por ùltima vez- volvìan a
escribir en la razòn de nuestros ojos.
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