lunes, 17 de agosto de 2015
Las Señales del Poema
Han pasado algunas horas para llegar a este
estado. Por aqui los carbones pasan ahora, pero no
dicen los mismo, sucede igual con el casco que
brota de los minerales, con la aguja que supura en los
ojos de un ciego.
Unas horas, en mis planes no estaba llegar a un
balcòn ni pedirle a dios una moneda.
Me encontraba simplemente inquieto como cuando
alguien se sorprende ante la caida de una ola que es
de polen y no de agua.
-todos sabemos que una ola de polen existe, pero
siempre nos sorprendemos ante ella porque no es
de agua-
Unas horas, yo era diminuto cuando empezè a tocar
el tiempo, como diminuto ahora cuando llego al este espacio
separado en absoluto del heliotropo.
Yo habìa terminado de escribir en los relampagos
que dejan los halcones en los patios cuando algo mas
que la existencia se agita.
Han pasado tantos instantes para llegar aquì.
Para lograr sostenerme de ese caballo de alga ilusionado
por un lamento que llega de las los crateres.
Tanto tiempo que no puedo evitar pensar en
las cordilleras y el apogeo en ellas de los siglos y
tampoco puedo evitar posar mis ojos en el cometa que
se sienta en la mesa de la cocina buscando devorar
un candil o la escalera que conduce al tejado.
Porquè esa escalera?
Porquè ese tejado?
Han pasado tantas horas. Las hojas bajan de los
pinos para santificar una epidemia. Los santos se
descuelgan de una parabola donde conjuntamente
con los cuchillos, una efervescencia hecha
de mercurio, planea.
Orbitas y satèlites.
Escarlatas cirios que empiezan a buscar en el
horizonte las señales de sus veleros.
Las del poema, son sòlo seguidas por mi
corazòn.
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