lunes, 10 de agosto de 2015

Debajo de la Brea





Te escribo desde una imitaciòn.
Desde el pendulo en que el mundo deja lo azulado
como una intenciòn y lo convierte en conciencia.

Te escribo desde ese reloj cuadrado de piel
en las uñas, desentrañando el papel del oido en un
cometa y los navìos representando un papiro
con una sola acepciòn, una casta.

El interior es ya del hongo.
Hay una relaciòn de ese hongo con la espuma.

Existe un recurso estilistico que no llega a ser importante
y la ola que rompe en la orilla, es siempre
linguisticamente infinita.

Pienso en ese estilo desde lo indefinible.
Y pienso en lo vigoroso que es para alimentarse tan
solo de plantas. Si lo vieras caminar diariamente
este invierno, dirìas que se trata de un 
herbivoro.

Ademàs està fijado en un satelite, esto para nosotros
es casi incomprensible.

Lleva un telescopio porque siempre està incenciando
su adolescencia y luego deposita sus ojos en ella.

Sus elementos son de pobre de anfitriòn y hallazgo.

De metal y distancia, de espejos con movimientos
irisandose en su cuello.

Donde tambièn una especie de sudor y de desidìa
invitan al poema.

Te escribo desde una imitaciòn.
Ya nos habremos transformado en grasa cuando lo
sepas.

Y yo seguire buscando amuletos debajo de la 
brea.




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