sábado, 8 de agosto de 2015
Poema
Hoy no he visto a los barcos.
Creo que fueron anunciados por un trebol
en la unidad.
Creo tambièn que llevaban palabras de fosforo
y anunciaban las iglesias.
Tengo la impresiòn de que oìan cigarras por la noche
despuès que el viento se convertìa en fusible.
Hoy no he visto a los barcos, lo cual de alguna manera
me conduce a la definiciòn del grillete.
Tampoco he podido identificarme con ellos
hasta llegar a la contemplaciòn y mucho menos he oido
en sus voces de tulipanes, el rasgueo del puma ni
el manuscrito edificado por las reliquias en el
aceite.
Hoy no puedo oprimir nada por ello.
No tengo la estadistica de los lagartos ni el pez seco
del aire donde se despejaba lo hialino.
La ilusiòn es de escamas este dìa.
Las piedras tocan una falange.
El hoplita baja de la luz para conocer la penumbra.
Los siglos del castillo se alzan andròginos
sobre una curva silueteada de albùferas.
Los colores de la grasa aluden a bergatinos lejanos
de un pezòn.
Hoy no he visto a los barcos y los calendarios pasan
con el calendario de una pintura en sus dientes.
El rìo es de brisa y està lleno de reproducciones
El hormigòn despierta del claver dotado de buhos. Los
obituarios renacen entre cifras de leche y campanarios.
El mundo donde resistìamo se hace màs fuerte
bebe de los nùmeros y heliotropos
de los exilios y brocales, bebe de extraños paises
fluctuando entre la visiòn y el enigma del
papel en una adolescencia que siempre es de loto.
Hoy en el universo no existen los barcos.
Tal vez evolucionaron a la rigurosidad de una palabras.
Quizà eligieron el camino del sol y de su boca.
Probablemente dedujeron alguna posibilidad en el desierto
y quedaron allì.
Hoy no he visto a los barcos.
Y fuè en el instinto del alba, donde lo anunciaron los
grilletes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario