domingo, 23 de agosto de 2015

Himno





Llevas la fotografìa de un cuerpo y en la misma se le ve
frente a una cisterna; pensaremos que en su mente
estàn los rìos que debieron formarla.

Me pregunto como seràn?...

Fosiles de pequeñas boinas que como extraños 
calendarios en el tiempo tambièn se presentan ante
aquella cisterna.

Estuarios -que no deberìan de ser de plata- lucen una
antorcha.

Una ceniza de jabalina sube por la encrucijada del
viento con un  pedazo de riel en sus narices.

Variopintos lechos de estrellas 
donde vuelven a alcanzarnos los nombres; el evento
del genero y la expediciòn; el increìble idioma
tejiendo en las coronas.

Concreto el umbral.
Disecàndose en una identidad de reflejos.
En una laguna que especificamente es para la iguana 
y tù, tù caminas describiendo el parpado, desarrollando frases
junto a los esquimales, sorteando lo hialino que es una silla, 
lo hialino y el aceite que interpreta la tarea de los
liquidos una tarde, esa tarea de digitaciòn calcàrea,
de dormir o acontecer de linfa, de perpetuarse
como una estela sin ningun sentido
en mareas de archidiocesis y
elixires.

Ambos ofreciendole a la belleza, la desesperaciòn
de poder crear un himno.





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