martes, 25 de agosto de 2015

Segùn estas Calles





Segùn estas calles debì haber navegado.

Y debì haber crecido debajo de una flor, donde
otros mundos se encierran, ello a veces significa un
pistilo, una especie de tallo redentor que redescubre
una encìa de polvo en una superficie.

-de ello puede darnos testimonio el barro- 

Y debì haber ofrecido una historia que dejara
un sedimento en las casas, donde el amor vuelvese oscuro
al retirarse de la silla que abandona; lo cual es 
una andanada de intemperie a la larga o a la corta.

En opiniòn de los rìos, los manantiales son una especie
de corona y teleferico

en opiniòn de las estrellas, tambièn una cisterna que avanza
de a pocos entre la boca hasta llegar a la garganta.

Una geografìa que se queda sola al lado de esa 
opulencia compuesta por el frìo.

Yo la conozco, sè de ella desde el tiempo en que
los prototipos manejaban el aceite por la tierra y las
esquirlas controlaban el nùmero de los pajaros
en el aire.

-las esquirlas vivìan incrustadas ese tiempo en 
las alas y el vuelo-

Conozco ademàs el nùmero de los hombres que giraban
entre los ejes, llevando cimbalos de granito a la direcciòn
de los senos.

Conozco a los caballos del aire, domados por lo hialino.

Segùn estas calles, mi dormitorio es un lugar donde
los gatos golpean una campana en el amanecer buscando
el ambar del helio, la caparazòn del solsticio.

Y

Entre lo imaginable y el sol algunas arqueologìas cosen
un hoyo entre la gravedad; tal hoyo deja ver la fisica la 
fisica con que tranforma el universo.

Podrìa hablarse de un secreto en ello.
Podrìa agitarse ese secreto desde las silabas de un misticismo
que embandera ceremonias de amplios estandartes
donde contempla la luz un demonio.

Segùn la poesìa ese es un  mundo que podrìa mas que 
existir y dejarnos una luna amarga o la prolongaciòn de una
bandera que agitariamos.

O una esquina donde el neòn de un farol nos despierta
con su aluminio.

Dirigiendonos quizà -tal vez- hasta los rieles.





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