martes, 18 de agosto de 2015
Los Faros de Obsidiana
A veces la hoja pasa por la casa.
Observa.
Otras se detiene en un elefante.
Es rudimentaria y tambièn es amarilla.
Algunas veces alcanza a la palabra y se recuesta
en ella.
Nosotros que hemos vivido tantos siglos
seguimos pensandolo.
El viento se desliza.
Lleva la capacidad de un dromedario insertado
en el interior de un faquir. El viento se desliza.
Inunda la conciencia del agua en la boca
de mi gato.
Miras la selva
anestesiada por el verde y te dices; no estuve en
tiempo de los dinosaurios y sin embargo una
de estas hojas en mis manos se junta a
otra sin intentar comprenderlo.
A veces una de aquellas hojas se detiene en la casa.
Ha cumplido con los dìas del sol en medio de
la lluvia.
Ha cedido a los crespones donde la piedra convertìa
los faros en obsidiana.
Simplemente para que los barcos no puedan guiarse.
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