lunes, 17 de agosto de 2015
Las Ulceras del Pelìcano
He oido en este nivel del mar ese canto que llega
a sobrenaturalizarse.
En el arco superlativo del diamante, donde el oro del
carbòn descubierto por las crines o el sueño de una
ballesta que se desdibuja, asumen un helice.
Me he citado con los relojes de oxigeno que llevan
en el fondo de sus alas una mariposa.
He sido despeinado por el fondo de un objeto.
He mirado el repase del hidrogeno, la catapulta
de brea donde el mundo empieza a ser diseminado
y los molinos empinan sexuales recogimientos.
Y graficando la anestesia en la edad del poema
vuelvo al hidrògeno.
A los carbones del cuervo cuando oprime las
ùlceras del pèlìcano.
Me he despedido de una naufragio en las corolas
porque ello pertenece a la rafaga del polen.
Me despedì. Seguramente todas estas palabras fueron
epistemologicas antes que los caballos empezaran en
mi habitaciòn a deambular.
Y el bosque que miraban mis ojos antes de llegar a ella,
se convirtiera en intuiciòn.
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