jueves, 4 de junio de 2015
Espirales
Nos damos cuenta de esta llamarada en
las cosas, de una liebre, del cormoran y el dìa
extraviado; extraviado y creado por la enredadera
en la penumbra, un dìa en que el atardecer nos
muestra sus mustelidos.
Crecemos entre envergaduras de mandibulas
soñadas en la noche por un sol que es de plata,
convencido del poema entre episodios
que unen la existencia por milimetros.
Asolados por tierras de marionetas
y santabarbaras de humedad en los hombros
nos dirigimos hacia manantiales donde hieraticos
musgos de oceano, transforman un niño en la
docil apologìa del tremante.
Entre sarmientos de jirones iguales a los que
empinan una hoja o el oràculo donde el amor
medita en frìo con equinos llenos de
dioses y marismas; composiciones sagradas
de instinto o luces petroleras sobre
los gurbiones,
entre todo ello rozamos el vuelo
de los hielos-
!Noche de ignotas figuras!
El dìa meridiano con su espora de curva y sus
advenimientos entre lamparas esmeraldas, donde
yescas titanicas, tocan el himno alojado debajo
de los ojos, junto a una añoranza que es fosil
mientras resucitan en las calles, los ejercios y los
ejes, los hipotalamos y los purpuras sonidos
de la evanescencia...esa evanescencia que
vuelve a unir pelicanos mientras se adormece.
Y nos damos cuenta que esta llamarada en
las cosas, es sòlo un mustelido.
Un dìa extraviado en las cosas.
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