jueves, 11 de junio de 2015

Semejante al Diluvio





Alguna puesta de esquirlas vuelve 
al principio, la encienden cadenas
y eslabones de iridio, con 
retratos de zinc en el
pelo.

Caminamos a las poleas con una
historia de helechos, con eventos 
percibidos por la miscelanea de
un huerto,
girando en las puertas de 
ancestrales fisonomìas; todas
llevaban un trance en el pecho.

Desprende la fantasìa un trozo
de hielo de una montaña.

El barro en su pulso nos recuerda
al corazòn, a la oraciòn del espejo
en una bandada, donde los iris
inundaban en los televisores
programaciones de 
cebras.

Alguna de ellas posee un arte.
Una proteina que lleva filigranas de
aceite por las calles, por las ciudades 
sin aspas, por las generaciones
de jardines que oprimìan sus
tallos a la llegada del 
invierno.

En una mañana en que una pequeña
lluvia, era semejante al diluvio.

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