jueves, 11 de junio de 2015

Poema






Te he encontrado dentro de un libro virgen,
junto a un pensamiento.

La cabeza de medusa habìa caido sobre ti
con un lenguaje de sotanas. 

Pero no eras de piedra.

Las citaras despreciaban el aroma del sol
inclinado sobre una hoja.

Los tallos eran bañados por rafagas que 
pronunciaban la acustica de un
reloj varado en la hierba.

Castillos de grasa recuperaban la memoria
del granizo.

Oìan ahora, el pasado del invierno.

Oìan, los pasos de un galeòn convertido en 
guijarro por los bùcaros.

Lampos donde era crucificada una hoguera,
trazaban aùn sus salmos.

Te he hallado en un libro virgen, donde
una herida te llamaba sobre sus estandartes.

Junto a la noche sideral y errante de los
psicoanalistas.

En las atroces caminatas de un sauce por
las piedras ardientes.

Te he encontrado entre las aspas de la 
imaginaciòn, donde siempre he de encontrarte.

Te he visto sembrar una semilla en el fondo de
una laguna, con la esperanza de que allì
crezca tambièn el follaje.

Juntos invertimos el canto del mamifero hasta
llegar a antiguos otoños de señales.

Pronunciamos la tragedia para poder ser creados
en las cosas celestes de las mismas.

Renunciamos al sol porque detràs de èl quien
giraba era la luna.

Fuimos arrecifes.

Manchas de petroleo en una visiòn nos confundieron.

Porque toda la perspectiva de nuestros ojos, 
lo que hace es detener nuestra mirada.




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