jueves, 4 de junio de 2015
Poema
La casa posee una flor. Sòlo una.
La nociòn de una palabra se mueve entre
la casa y tal flor con su significado.
El significado va precisando los dones en
los cuales existe. Se trata de dones
con escarapelas.
Los estandartes liberan un lenguaje de
alquimico vidrio, de poesìas que son
creadas despuès del adviento.
Adioses sobre las algas
y composiciones de sal estructuran
una edad en las uñas invocada por las
conjugaciones, una edad que es tomada
de los pronosticos.
Oraciones de sal
estructuran quièn sabe què oraciòn del
presente, del grito y del antònimo.
Inmediato lo nocturno en el escalpelo,
crispandose entre elevaciones e hipotesis
muestra nuevamente el presagio de una casa, la libertad
de sus adornos dormidos junto a una reliquia
donde lo indecible adquiere una forma,
una firma de agua sumergiendose
en su profecìa.
Lumenes e intensidad de una figura ahora
que dejan las palabras una estela
que entreteje la siguiente compaginaciòn
del ocaso en un pùesto de seda donde respiran
las alhambras.
Lugar donde la percepcìon y no la sensibilidad
me situa ahora.
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