domingo, 21 de junio de 2015
La Era de la Ceniza
Allì el sueño.
Los peces optan por el mar.
La estadistica me dice que el numero de habitantes
en esta ciudad es el mismo.
Yo asumo eso como un termometro o la
escritura de un paleontologo secreto entre la espuma
o un sol lleno de caimanes, de celibatos donde
se impulsa la liebre con pligues adormecidos por
una cisterna o la enciclopedia de los nucleos.
Los nervios viajan solitarios a
los anacronismos.
El vibrar de un anatomico telefono
divide la ciudad en alambres y objetos, tambièn
en hombres y animales que se llaman.
Tales hombres y animales escriben.
Las palabras màs claras son de aquellos
encerrados en una gruta.
-no son animales ni hombres-
Oyen el sonido de los papagayos
y alimentandose de cascaras
y polvo
nos dicen solitariamente que la era
de la ceniza ha empezado.
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