sábado, 13 de junio de 2015
Manifiesto de los Hilos
Iba a pronunciar un sonido en la palabra alga.
Luego escribirìa de un volcan.
De un semidios en los prefacios, semejante a
los sistemas boreales del climax
Iba a escribir de los clanes.
De las dinastìas en las luces.
De los periodos en el diàlogo.
De aquello que es consagrado por
una llovizna, desprendiendo juegos mecànicos
durante el invierno, cuando las reliquias
llevan el caracter individual del martillo y de
los dìas que viajan hacia los candiles,
hacia las iglesias y temporadas de distancias
con una corola en el tiempo
llena de ideologìas doradas.
E iba a ser antiguo.
Fundamentalmente un sedimento que cubre
de indicios las catedrales y asciende a la teorìa
del polen escencial, cuando no ha sido arrancado por
el ala de una abeja, en una colmena.
Iba a escribir de trasatlanticos.
De piràmides que logran ser triàngulares
como el pensamiento.
De los limites de una gigantesca expresiòn
llegando de los màstiles,
con sincronìas de soledad con los relàmpagos,
en donde una y otra vez se despedaza el vientre
de una araña.
Màs no lo que tejieron sus hilos.
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