viernes, 12 de junio de 2015

El Lado Intuitivo del Culto





Reconozco esta raza.
Ese lado nativo e intuitivo del culto
en ella.

Salgo a su espìritu con toda la idiosincracia que
la arena me hizo amar; soy vastago de
la orilla finalmente. De los bancales
de barro, de los sedimentos donde
seguramente està sumergida
una iguana, un pez de 
loto. Una señal.

Toda la estrofa anterior podrìa ser
demagogica o autentica, segun las tizas
azules del barro en el iris, en las
melodìas del eco cuando camina
hacia los hombres como en
un planeta caminan los 
eventos, hasta crear
un hecho.

-en este instante no sè que clase de
eventos son creados un segundo antes
del hecho-

Los unicos sacrificios que conozco en 
un hecho son las pronunciaciones: viven
en una cabaña, donde un insecto 
coordina con su brillo, 
el momento exacto de arrojarlo
al relampago.

-siempre medito en ese brillo, pues 
podrìa tambièn ser demagògico-

Y ya que sòlo soy autentico o autoctono
en el momento de hablar con el pavimento,
miro esa estrategia de mi vida 
en los cuadernos. 

Sè que lleguè a ella, al subir una tarde
por los tejados, donde mundos de circulos
eran aerodromos de una infancia casi
prodigiosa, esculpiendo en el fango.

-tambien habìan barbaries
y cumulos-

Reconozco esta raza.
La identidad en ella es hipocondriaca.
Metabolica y colonial al ser
estructurada.
Siempre olvidandose de los lapiceros
al recorrer su casa.
Siempre coleccionando estelas que
nada tienen que ver con una
misiòn al cobre -por ejemplo- y mucho
menos con los paradigmas donde
descienden entre alas
todo objeto bañado
de heuritistica.

Y sè algo menos de mi mismo en esta casa.
Los relojes se mueven en su 
interior igual que el pulso del corazòn.
Sus estadios son siempre los de
un papagayo.

-y sea autoctono o demagogico ese
momento-

El ùnico lugar donde aprendiò a vivir
fue su latido.







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