sábado, 27 de junio de 2015
La Vida de los Objetos y las Cosas
Según la vida de los objetos
la noche se reencarna, luego las
calles perpetuan algo pasajero; una ilusión,
un despertar en la hierba, cuando todo
regresa al amor atravesando la arena
desde el mismo tropel con que
invocamos.
Y entonces una noche, un rastro de piel
en las formas, un velero recreando el acuario
de los templos, con esa eternidad que durante
un instante es el vuelo de una luciernaga.
A lo lejos los barcos elevan una piel.
Una casa de tejados con una isla en sus
mandibulas. Una sensación de haber escrito
porque el día es un tallo vestido de
gelatina, una integridad por llegar,
una oración de plastico golpeandose en
las sombras contra la madera y ese sonido
parece colmar tu ambición y las historias
de una carátula en tu pelo.
Y según la mirada, vuelvese a crear;
brota asi un ofidio para la melamina, al
amparo de equipajes y exordios de un astro
en la palabra y asi diferenciamos un oceano
de platino de una ballesta, asi podemos
separar la llegada del zinc a la de un poema.
De un solo poema.
Donde a veces - a diferencia de los objetos-
moran todas las cosas.
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