miércoles, 17 de junio de 2015

Los Nimbos de Aceite




Recuerdo las palabras con las cuales
viviré este día.

Los objetos que sagrados y vacilantes 
corren por el agua.

Las deidades cayendo desde un fruto
vaporoso entre la ráfaga.

Evoco el vacío que tiene que cruzar el
aguila; algunos lo llaman inconmensurable.

Veo ese lenguaje en los parpados, lleno
de dorados balnearios y músicas que
llegan desde las ballenas.

Escribo en las voleas.

En las esquinas donde no nacen los
presagios.

Al hermetismo de las santabarbaras.

Al doquier de la barbarie en un piloto
de cera que crea un adagio.

Y más allá miro el equinoccio entre él
y los monasterios las avispas avistan
marejadas de uvas, territorios de olas.

Recuerdo toda caminata hacia los
cabellos igual que recuerdo nimbos de
aceite.

Conozco la historia. El sauce y la tierra
donde la noche escribe de brujulas.

La soledad de un buho entre los sedimentos.

La nota mas larga de ese mismo buho al
estrechar el cosmos.

Medito en los pasos. Aquellos que llegaron
a la noche convertidos en palabras.

Los que encrespaban el verbo hasta el
magnesio.

Los que llevaban amuletos tanto como
necesidad.

Recogo aquel buho.

Bebo el agua del metal entre los nombres
que exhalan sus alas.

No es necesario que la poesía crea
despertar entre torres.

No es necesario que cubra de otros
dioses su mitología.





No hay comentarios:

Publicar un comentario