lunes, 9 de diciembre de 2013

Razòn Meta-arborea





No saber cùantas pàginas faltan para
terminar este buque.

Elaborarlas una a una subjetivamente
como un reflejo.

Un reflejo transportado por un vapor
metabòlico.

Por una razòn meta-arborea.

Una casi razòn que el cèfiro lleva como
otra circunstancia
muy cerca de la orilla donde el reloj 
tambièn duerme
y respira la trayectoria que una hoja
advierte en su cuerpo, antes de abandonar 
las ramas.

-he visto bosques en la cresta de 
esas orillas-

Hasta entonces oìa el sonido
que era escrito, màs no el material:
el que ahogaba mi vida en lagunas.

Como sonido, esa idea es el esofago
mas antiguo
de todos los presentimientos.

La primera silaba de nuestras destrucciones.

El nacimiento de cierta magia: pero no
la noche inmaterial de este cardo.


No saber cuantas pàginas.

Aguardo: la inteligencia de sus templos,
es decir el  camino en un arte sin dios
porque la divinidad menciona
en las sombras:la excepciòn del latigo, el
comportamiento al esparcirse.

Resplandores como el azogue
este atardecer, planteando el destino,
pero como no lo esperaba.

Instrucciones de acido entre 
procolabismos donde el tronco
sigue grabando
la marcha de las sienes.

Y el pensamiento enfebrecido 
de sus pòmulos.

Aquellos que son destino antes
que pàginas.

Aquellos que muerden el aire
para lograr encontrarse.




Guillermo paredes mattos


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