viernes, 27 de diciembre de 2013

La Intensidad de la Araña






Tengo un craneo anterior a lo gamado.
Un anagrama con forma de abalorios.
Mensajes de esgrima entre las tempestades.

He madurado entre los espirales, porque
ninguno tenìa mi nombre en sus
martillos.

Junto a una dieta de verbos recibì
constelaciones. Paralelamente una tela de esquirla
era enredada en el polen por la
araña; cicutas y territorios
de mieses repetìan las edades
anteriores a los hechos: mi
cautividad, mi galeòn marròn,
allì donde igual al ciego cultivaba.

Yo conocì una araña.
-se alimentaba de polen-
La conocì como aprendemos hasta el
fìn de los aros
o la inspiraciòn de las reproducciones.

La conocì en imitaciones de afònicas
luces. Nunca sabremos como
perdieron sus voces, asi
fue al desmayo su brillo.

Creì en ello como una ironìa que
impresionada por fresnos
sentìa el maleficio
que oprime la naturaleza junto a
un escatològico aborigen,
evanescente sin atomos.

Repetì en el poema autenticas
falsedades. Cubrì una antorcha junto
al flolkor de la ilusiòn en los labios
donde un cantante de culatazos
abrìa las puertas de la yesca
sin temor a los sueños.

Porque todos eran 
la efigie de sus pànicos.




Guillermo paredes mattos

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