sábado, 7 de diciembre de 2013
La Ironìa del Ojo
He sido deliberadamente el ojo.
La clavicula y el acromiòn.
El telèfono aguardando una bacìlica.
Hablè de la extrañeza con la curiosidad
de un pequeño libro en la mano.
Uno del cual el ùnico deseo de la
palabra es huir.
Sentì ese pavor de rehen cuando
leìa.
Quizà por ello -quizà- buscaba trompetas
a diario entre los matorrales.
Yo tambièn buscaba el ruido.
Ello fue lo màximo y a lo sumo, mi luna
de hojalata, mi capitulo bañado
de mancias. Algo inèdito como los prologos
me condujeron a la cicuta. Confundì la s
con la c pèro no deliberadamente.
Deliberadamente se es conciente
de las barricadas de las que estamos hechos.
De los carbones.
De esa experiencia que puede ser simbolo
tanto como divinidad.
He:me falta escribir que en sì
mis formas carecen demasiado de racimos
por màs forajidos lineales en sus letras.
Por mas arterias inasibles
o panlogismos.
Despuès de todas estas cosas. he regresado
al ojo sobre la mesa.
Ya sin suponer clavìculas o velàmenes.
Definiendo voluntariamente el
pàjaro como un neologismo
desgarrado por lo divino.
Eso no es nada que la palabra
no haya mirado.
La unica diferencia es que no
se acerco a la escritura.
Y le pidio que la acompañara
en su irònica travesìa al poema.
Guillermo paredes mattos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario