lunes, 2 de diciembre de 2013

El Acorazado de Nieve






No detenerse ante un percibir.
Por màs anclas en la barba.
Por màs relojes y sinopticidades.
Mi horoscopo ya no labra.
Es sòlo intenciòn ahora.
Los conceptos dejan de sensualizar
el tropico sagrado
donde mi idilio con la sal se enciende.

No llevar cartas en el corazòn.
Su pulso es una coincidencia con la vida.
Ser existente hasta que llegue el desmayo.
Tomar el àrbol.
No escindir en minusculas.
Decir a la divinidad que estas palabras
pueden o no ser las ùltimas.
Cortejar a nuestros recuerdos
-siempre hay bellos recuerdos-
pues no sabemos si seràn los ùltimos.
Columpiarse, suspenderse.
Tomar el filo, las frondas
comprenderse nuevamente
hasta que los edificios
sean una bandada.

Y los hombres se
conviertan en
pàjaros.

Hasta estar completamente
seguros que la locura
ha llegado a nosotros.

La locura es un antilope triste
vagando incomprensible.

Y sus acorazados
estàn hechos de
nieve.



Guillermo Paredes mattos

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