lunes, 2 de diciembre de 2013

La Verbaciòn de las Edades







Siempre extraño.
Confundiendome razonablemente.
Entre bocanadas que destinaron aquello
que en pronunciaciòn se debìa
a los nombres.

Despuès de ello la pronunciaciòn
se pierde entre la vida.

Pero no soy un extranjero, no puedo
vivir como una bibliografìa.

Literalmente el hemistiquio: prosopopeya
de adimanto ahora que todo tiene aroma
a dios y rascacielos, nunca abàndona
un ancestro.

Y el equilibrio de la palabra es
un hechizero borràndose en el fuego
y sòlo la abstracciòn puede traerlo
a la realidad para recrearlo como leyenda
o poema.

Las leyendas no dicen nada, entonces 
elegimos un poema; metalurgico.
Con grandes atalayas insistiendo
en el cuello del destino.
En la lucidez de su ritmo, el cual
deja de ser voluptuoso
para recoger los cordeles.

Sabìa que vagaba un fantasma en
ese espìritu por ello no represente
su hemistiquio.

Creo que esa intenciòn es 
sorprendernos un poco despuès 
de haber sido digital como un 
espolon o la verbaciòn de
las edades.

Pero asi aprendì.

Es lamentable que la estrofa no 
abra su corazòn ante la vida 
como lo hacen los 
hombres.

Nadie clava un puñal en un poema.

A excepciòn de quien lo
escribe.




Guillermo paredes mattos


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