jueves, 5 de diciembre de 2013

Presentaciòn de una Piedra






Yo oìa un lenguaje.
Ya habìa sido escrito; para què morir
entre la intepretaciòn: querìa tambièn
la muerte, pero oyèndolo.

Lo conocìa como un acto que ya errante
en mi memoria
me habia mostrado su concentraciòn
y su temperamento.

Tambièn las crines de su personalidad.

Sabìa de èl por el opalo que
en alguna trayectoria al caer
dejan los pinos.

-los pinos estàn màs unidos a èl mientras
son arrancados de la tierra-

-memorizo el movimiento: mientras;
es la principal efigie...

Es el prisma por donde veo el 
pensamiento de este ir...

Pero...

Habìa escuchado la experiencia del lenguaje
a lo lejos. 

Y la mìa siempre ha sido esctrùctural.

Nunca tuve oportunidad de ir màs 
allà de donde podìa llevarme mi espacialidad.

Y ver tensar la mùsica en el lenguaje
posee algo de oriental, de onirico y descarnado
juguete.

Y sabìa que en cada melodìa el espìritu
quiebra algo maginifico.

Un suceso.

Una mesa al escorzar.

Una calle de xilografìas.

Piedras de granito con evidencias y
convencionalismos donde
no precedemos a nadie.

La lògica del desmayo entre pubertades
de ciencia llenas de cataratas.

Tambièn yo tuve un periodico.

Un cardenal y un monje los domingos.

Oìa prefacios y siempre anuncie a travès
de las espinas donde quedaba mi casa.

Esa es toda mi tesis, esta mañana donde
intento oir en el lenguaje.

Dramaticamente como cualquiera.

Y ello no es gesta alguna.

A lo sumo puede ser una
piedra.



Guillermo Paredes mattos



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