martes, 3 de diciembre de 2013

Los Escarpines de Aceite






Te vì entre plantigrados.

Junto a ti un oso invernaba e hice
la siguiente pregunta: què clase de
particularidad poseìa que no dejaba 
de escribir bajo la tierra. 

Bajo ella no hay horizontes. 

Pero era un oso.

No era hormiguero.

No juntaba primaveras para èpocas
del frìo.

No llevaba ojos blancos
de pàjaro.

Mutilaba en silencio, cosas
como la ilusiòn o el fresno
de alientos acidos como la monotonìa
o el diàlogo arrancado una mañana
al tronco.

En sus recuerdos terminaba la
industria.

El mundo del eco, ejemplarmente...

La membrana donde nunca decimos
adios.

El filamento donde deseamos
melodìas-abedules.

Insignias de escarpines
doblados por el aceite.

La lava en una vena dispuesta
a la yesca sòlo por una carta de siglos.

O un melodrama satànico.

Uno que eligiera el drama
para cubrir los teatros.

Los solidos del aspa donde los 
molinos como el aire 
vanamente como mi corazòn
se extienden.



Guillermo Paredes M.






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